Cuando un gasto de mantenimiento se activa


A lo largo de la vida útil de los bienes, se suele efectuar erogaciones necesarias con el fin de que ellas puedan mantener, repara o mejorar su capacidad de servicio. Es así que se distinguen tres tipo de erogaciones:

Mantenimiento
Dentro de este concepto se incluyen todas las erogaciones realizadas con el objeto de mantener o conservar la capacidad operativa del bien.
Este tipo de erogaciones son necesarias  y el ente sabe que a lo largo de la vida útil del bien debe incurrir en las mismas con el objeto de permitir que dicho bien no disminuya su capacidad de utilización antes de tiempo.
Estas erogaciones no prolongan la vida útil del bien ni tampoco su capacidad de utilización. Tampoco aumentan su valor. Por sus características constituyen un gasto para el ente y en consecuencia son imputados a resultados en el período en que se realizan. Constituyen un resultado ordinario el ejercicio en que se presta el servicio de mantenimiento.

Reparaciones
Las erogaciones conceptualizadas como reparaciones, son aquellas cuyo objeto es reparar o subsanar la capacidad de servicio del bien. A diferencia del mantenimiento, en las reparaciones  debe existir un daño producido al bien, ya sea en forma accidentar, intencional o por caso fortuito. También ellas constituyen un gasto que deberá ser reconocido y en consecuencia, cargado a resultados, en el ejercicio en que se incurren, es decir al producirse el hecho que origina la reparación.

Mejoras
Las mejoras constituyen inversiones en un bien que aumentan la capacidad de servicios de los bienes, ya sea extendiendo su vida útil o aumentando su productividad. En todos los casos modifican sus condiciones originales.
En ambos casos, la mejora supone la incorporación de un nuevo valor al activo, que puede extender su vida útil o bien incrementar su productividad o eficiencia, ya sea reduciendo costos o incrementando la cantidad de unidades a producir u horas iniciales (vida útil).
Como consecuencia de ellas se benefician períodos futuros, por lo que dicho costo se carga al activo, modificando su valor de costo de adquisición.